―(…)Este libro justificaría la idea de que la lengua de los simples es portadora de alguna sabiduría. Esto era lo que había que impedir, y esto fue lo que hice. Tú dices que soy el Demonio. No es verdad. He sido la mano de Dios.
―La mano de Dios crea, no esconde.
―Hay unos límites que no se deben traspasar. Dios quiso que en ciertos folios se escribiese: Hic Sunt Leones.
―Dios creó también los monstruos. También te creó a ti. Y quiere que se hable de todo.
Umberto Eco, El nombre de la rosa
Al fondo hay otros fondos, inaccesibles, desconocidos, eternos. Son a esos a los que hay que llegar, aunque nos cueste un cuerno. No basta con domesticarlos con los ritos del silencio.
No se trata de llegar a ellos para nombrarlos e iniciar el asfixiante ascenso a la superficie.
Hay que llegar como quien sabe que no importa, que pase lo que pase, siempre habrá otro fondo que abre a otro fondo.
La distancia entre una letra y otra se mide en la resignación de dios.